Necaxa en boca de todos | El Club Necaxa: el equipo enterrado en la penumbra de la indiferencia

Por Andrés Díaz.

De forma totalmente independiente a nuestra afición por determinado equipo, se debe aceptar que Necaxa es uno de los clubes con mayor tradición en el balompié mexicano. Sin duda, los ahora llamados “Hidrorrayos” fueron a mediados de la década de los 90, el referente del futbol azteca al obtener aquellos campeonatos de la mano de los inolvidables Ivo Basay y Alex Aguinaga, precedido de la gran historia que lo hizo grande desde hace casi 90 años.

Empero, esos años de grandeza han quedado guardados como se hace con la foto de nuestra graduación de la secundaria: en un cajón oscuro olvidado y lleno de polvo por los ayeres que han pasado.

¿Qué ha pasado con los gloriosos Rayos? ¿Qué ha sucedido con esa tradición histórica de ser aficionado necaxista, de sentir los verdaderos colores rojo y blanco? ¿Dónde ha quedado toda la grandeza del Club Necaxa?

Sé que lo que a continuación escribo puede generar molestias o herir susceptibilidades, pero como aficionado a otro equipo y viendo lo que han hecho con el tuyo, aficionado del Necaxa, me da tristeza, impotencia e indignación por todos ustedes.

Necaxa hoy por hoy es precisamente eso, un recuerdo olvidado por sus dueños, enterrado en la penumbra de la indiferencia de Grupo Televisa. Escupido, pisoteado y manchado por todos aquellos que se han aprovechado de él; que lo han saqueado, maltratado y exprimido hasta la última gota para después enviarlo a la Liga de Ascenso, no una sino dos veces.

Más allá de los resultados deportivos, Necaxa ha caído de división porque simple y llanamente es el hijo incómodo de un emporio mediático, una empresa monstruosa que ha destruido lentamente lo que era el Club Necaxa a costa de alimentar a su hijo querido, el Club América, que lejos de darle satisfacciones le ha provocado en los últimos años varios dolores de cabeza, millones de dólares tirados a la basura y un sinfín de burlas del mundillo futbolístico mexicano.

Pero por otro lado, hemos de decir que un equipo que se dice grande como lo es el Necaxa, no debe estar en la División de Plata del futbol de nuestro país. Es lamentable, pero ese equipo ha sido convertido en uno gitano, con una identidad arraigada en sus aficionados gracias a su gloriosa historia, pero con una obligada personalidad nómada que no ha podido echar raíces en Aguascalientes, porque simplemente no es un club que tenga el mínimo nivel de identificación con esas tierras.

Es menester de toda la familia necaxista rescatar a su equipo de las fauces de Ogarrio, de Azcárraga y sobretodo de Televisa. La salvación tanto económica como deportiva para Necaxa, es que alguien más lo compre y decida regresarlo a lo que verdaderamente es, un equipo grande y no que apenas luche por entrar a la Liguilla de la Liga de Ascenso.

Que invierta en él, recupere sus Fuerzas Básicas, compre buenos jugadores (no los rechazados de América y San Luis) y que lo haga un equipo competitivo, fuerte y respetado.

Sé que como aficionado necaxista nunca bajarás los brazos, que siempre alentarás a tu equipo esté donde esté; si está en Primera, en la de Ascenso o en cualquier división. Tu equipo es tuyo y de nadie más. La grandeza del Club Necaxa está en el corazón de cada uno de sus aficionados.

En verdad espero que algo pase ya con el Necaxa, que regrese a su grandeza y que retome los primeros planos del futbol nacional. 88 años de historia no deben ser un recuerdo guardado en un oscuro cajón, al contrario, debe ser el estandarte de oro que represente lo que por años han sido los verdaderos Rayos.

Ponte la playera, cántale al Necaxa, apoya a tu equipo, sigue en pie de lucha y no desistas. Es difícil y complicado ver que tu equipo no avanza, pero recuerda que no hay mal que dure cien años, siempre y cuando sigas apoyando al equipo y a tus colores.

Algún día, si la afición verdaderamente se une y exige un destino mejor para el club, Necaxa dejará de ser el hermano menor de un equipo mediocre y volverá a ser, sin lugar a dudas, un referente de nuestro balompié.

Saludos afectuosos de un aficionado de Pumas.