Opinión PR | ¿Defender lo indefendible?

Por Gerardo Taker.
@GerardoTaker

Pasaron 26 días desde la última vez que escribí aquí. En aquella ocasión lo hice para hablar del Aniversario número 92 del Club Necaxa y del caso de los hoy ex-jugadores del equipo, Luis Gorocito y Alejandro Molina, quienes se vieron envueltos en un penoso incidente que todos conocemos y del que me parece que no tiene caso continuar hablando.

Lo sucedido hace apenas un par de días en la selva cañera de Zacatepec, al igual que aquel caso es penoso, vergonzoso e indefendible. Lo que hizo Necaxa en ese duelo de Copa MX, tal como dijera Miguel Fuentes en la conferencia de prensa posterior al encuentro, sencillamente "no tiene nombre".

Muchas cosas se conjugaron sobre el terreno de juego para que los Cañeros consiguieran un triunfo de cinco goles a dos ante Necaxa. Un cuadro con hambre de triunfo, otro sobrado que continúa menospreciando a los rivales y creyendo que con la camiseta va a ganar los partidos, mala suerte, y hasta una pésima actuación de Jesús Gallardo, quien el día de su regreso a la actividad brindó su peor actuación desde que defiende la portería del equipo fueron algunos de los factores que dieron forma al marcador.

En lo personal, siempre he defendido la idea de que la Copa MX lejos de servir, estorba, y que los resultados son tan importantes como los de los encuentros amistosos de la pretemporada. No obstante, el equipo no puede hacer el papelón de salir y ser goleado por un cuadro como Zacatepec, que dicho con todo respeto me parece que es uno de esos equipos que sirven únicamente para completar la Liga.

Esta vez, todo va mucho más allá de gustos personales o del mismo nivel de juego mostrado por el equipo sobre la cancha del nuevo Agustín 'Coruco' Díaz de Zacatepec. Y es que al margen de que la Copa MX no importe o de que se juegue con suplentes, lo sucedido es, además de vergonzoso, inadmisible. Normalmente el marcador me importaría lo mismo que aquel 9-3 que Querétaro nos metió en la pretemporada, salvo porque menospreciada y todo lo que queramos, los juegos de Copa son partidos oficiales.

Necaxa puede salir y ‘cascarear’ si así lo desea en un duelo amistoso o de pretemporada, no así en un partido de carácter oficial, ya que en estos encuentros independientemente de la importancia del torneo o la situación estadística en la que se encuentre el equipo, si se pone en juego algo más que tres puntos.

Miguel Fuentes fue muy autocrítico en la mencionada conferencia de prensa. Habló fuerte y digo muchas verdades. Reconoció el trabajo del rival y no dudó en decir lo que pensaba de su equipo y el accionar. Me da la impresión que fue muy claro en sus palabras denotando el descontento por el resultado y por la actuación de algunos de los jugadores, por lo que no sería extraño que algunos de los que tuvieron actividad en tierras morelenses no fueran considerados más en lo que resta de este semestre, ni en el único encuentro que resta de Copa, ni desde luego, en la Liga.

El mensaje de “Hay gente que tiene que saber que este equipo es grande” es claro para varios de sus jugadores. Aunque en honor a la verdad, y más allá de que se le pueda aplaudir la autocrítica, él también debería verlo así. No digo que él no sepa la historia del club o lo que éste representa en el futbol mexicano, pero si que quizá él mismo le ha faltado al respeto a esto al restarle seriedad a un torneo que nació muerto, pero que no deja de tener carácter de oficial.

Lo de Necaxa el pasado martes en Zacatepec es sencillamente imperdonable. Es una falta de respeto al club, a la historia de éste y a los aficionados, en especial a los que se dieron cita en las tribunas ese día para presenciar tan lamentable capitulo.

Tratar de defender la actuación del equipo o del resultado es imposible. Necaxa se faltó al respeto a si mismo y cosechó un marcador histórico en contra. Sigo creyendo que lo que verdaderamente importa es la liga y que la atención se debe centrar en ese torneo, no obstante el pasar por alto este penoso encuentro ante Zacatepec es imposible. Confío en el proyecto, pero no se puede defender lo indefendible.